Hoy
hablaremos de sexo, y la verdad es cuando escudamos esta palabra se nos ocurren
muchas ideas, y muchos tópicos que pensamos abordar en este programa, que esperemos
no se vea demasiado desordenado, pero el hilo conductor es el sexo, y más
específicamente la pregunta, ¿Qué hacemos para quitarnos ciertos mitos de la
cabeza en lo que a sexo se refiere? Ciertos mitos que involucran lo que las
mujeres quieren, lo que no quieren y lo que podemos ofrecer.
Quiero
comenzar diciendo que una de las cosas más atrayentes para una mujer es un
hombre que hable abiertamente de sexo, de su sexualidad, y que se muestre
abiertamente sexual. Cuando no haces esto las mujeres te ubican en un incómodo
cajón asexual, donde están los ángeles, santos de su devoción, Yoda y Winnie
the Pooh. Muchos hombres son así, no es una cosa escasa, de hecho la gran
mayoría son bastante conservadores en cuando a vocabulario se trata, incluso
los he visto escandalizarse cuando escuchan a mujeres hablar sin tapujos de
cosas sexuales, de hecho a veces las mujeres los abochornan intencionalmente
para reírse un poco de ellos cuando se ponen rojos o bajan la mirada.
Juegos
tontos donde los más buenos son los que caen, como siempre. Y es que para
algunos ser hombres se les complicó un poco: tienen un montón de hormonas que
les gritan sexo por doquier, sin embargo temen pasar por pervertidos si
expresan su deseo sexual de frente a una mujer, así que reprimen su deseo, lo
cual hace que se vuelvan más torpes, más neuróticos, más llenos de pequeñas
mañas, lo cual a la postre es el mayor obstáculo para conseguir mujeres y tener
sexo. Cuanto más lo desean más se les escapa.
Viendo
estas ciudades pienso que el deseo está más preso que nunca, la cultura e
influjo religioso de nuestros países ha marcado un inclemente conservadurismo
que se ha llevado por delante tanto el deseo masculino, como el deseo femenino,
y vivimos literalmente una doble vida: ocultando el deseo y sacándolo, a
escondidas, con quien podemos.
Los miedos
masculinos: Ufff,
son muchos y muy variados. Voy a decir un par que hasta ahora se me vienen a la
cabeza, y que han hecho daño hasta más no poder.
1. Las
mujeres son ángeles caídos del cielo que piensan primero en romance y luego en
sexo. Muchos hombres piensan que las mujeres son entes abstractos, ideales, que
están más allá del bien y del mal y que privilegian lo romántico, lo emocional,
por encima del sexo. Pues eso es cierto… en parte. Si bien las mujeres son más
emocionales, cuidan más los vínculos y les gusta el romance, también adoran el
sexo. Incluso si sabes cómo hacerlo, podrás tocar (literal y metafóricamente)
su centro sexual, hacerlas que entren en contacto con ese ser hedonista y
sexual que busca placer a cantidades ilimitadas. El asunto es: ¿hasta qué punto
estás dispuesto a romper los límites? Por ejemplo, buscar intencionalmente una
conversación sexual, a no disimular una mirada a su escote, a su trasero. ¿Qué
importa? A las mujeres les gusta, y si no eres ordinario, sino que combinar la sutileza
con ser evidente lograrás llamar su atención en un nivel sexual. Las mujeres
creen que si piden una relación solamente sexual, sin compromisos, nosotros las
catalogaremos como mujeres fáciles, y no siempre es así, yo he encontrado a
muchas mujeres que piensan que por estar solas eso no significa que dejen sus
hormonas y sus fantasías de lado, incluso muchas de ellas desean encontrar un
hombre sin prejuicios con el cual puedan divertir el cuerpo mientras llega el
“amor verdadero”. ¿Cómo puedes abrir esa compuerta? Con una charla asiendo
alusión sobre el tema que tocaron en corrosivo, por ejemplo. Y sobre todo,
quitando de tu mente ese prejuicio que dice que las mujeres se van a
escandalizar con el tema sexual, que lo van a evitar, y que vas a quedar como
un necesitado si lo abordas.
2. Las
mujeres son máquinas sexuales, que han experimentado y que son demasiado
exigentes. Este es otro complejo masculino, sobre todo de los principiantes,
aquellos hombres con escasa o nula experiencia sexual. La creencia es esta: las
mujeres son excelentes en la cama, y unas totales demandantes que me harán
sentir ridículo e inútil si no colmo sus altos estándares de rendimiento
sexual. Pues bien, te diré algo, más allá de toda la basura de las revistas
Cosmopolitan, Vanidades y los artículos de sexo sobre el multi orgasmo femenino
y lo “difícil” que es para ellas llegar al orgasmo, la vida real es muy, pero
muy diferente.
En primer
lugar, una cosa es lo que la gente dice, cree o presume. Y todos, de la cama
para afuera presumimos de ser verdaderos dioses de sexo (eso me trae a la mente
a cierto personaje que me decía que las mujeres, en general de 19 años, le
decían que era un “Dios” en la cama, yo me reía y se me ocurría “vaya, pero
esas mujeres no deben tener mucha experiencia la verdad). El punto es, las
mujeres hablan de grandes hazañas, los hombres de osadías inmensas dignas de
Hércules o del mismísimo Eros. Pero cuando uno va al punto, a la cama, levanta
las cobijas y se queda en las sábanas la realidad puede ser muy, pero muy
diferente, por no decir decepcionante.
Todos
mienten…
Todos
mentimos…
Recuerdo a
una mujer, hermosa, con senos operados, rubia y con ojos verdes, todo un
deleite para la vista, que hablaba sin parar de sus habilidades sexuales, sin
embargo al momento del sexo, totalmente inmóvil, carente de imaginación, plana,
sistemática, aburrida. Era una típica histriónica, de esas mujeres que se
divierten levantando el deseo sexual masculino, poniéndose en el lugar de sus
fantasías, mujeres seductoras, desinhibidas, de esas que se exhiben en las
discotecas. Y al final una estafa de las grandes. Y me dirás ¿pero es sólo un
caso? Créeme, en lo personal, he padecido esa paradoja, grandes expectativas y
final decepcionante, incluso un sicólogo terapeuta nos comenta sobre muchísimos
casos así, mujeres come hombres por fuera, y en las sábanas, frígidas, con
disfunciones sexuales, planas, petrificadas, desabridas.
No todo es
como parece.
De hecho,
y aunque les suene a herejía y sus oídos no lo soporten y tengan que volverlo a
escuchar. Las mujeres que no son tan hermosas, esas mujeres normalitas, con un
poco de imperfección, que no tienen la cintura perfecta, y algunos kilitos
encima, son mejores amantes que las modelos.
Ya puedes
refregar tus oídos y volver al programa. El punto es, los hombres viven muertos
del miedo por el juicio femenino, y las visualizan como verdaderas amazonas que
están a punto de reírse de tu inexperiencia o de tu entrepierna. Las mujeres
distan mucho de ese imaginario, en general, tienen los mismos “complejos” que
tú, temen quitarse la ropa por esos kilos de encima, por ese par de estrias en
su trasero, también temen que las juzgues, también temen que las critiques. Es
lo mismo, lo que pasa es que no lo sabemos. Cuando se tienen que quitar el
Wonder Bra, cuando el sudor de la pasión hace que se les caiga el maquillaje,
cuando el pantalón deja afuera deja ver unos muslos no muy tonificados, créeme
que sufren, y por eso te dicen cosas como “mejor con la luz apagada”.
Algunas
mujeres me han dicho “yo quisiera estar rebuena”, y yo simplemente les digo “si
estuvieras “rebuena” serías una estafa mayúscula”. La mayoría de las veces se
quedan pensando en qué fue lo les quise decir.
El caso es
que quítate esos miedos de encima, esos miedos que no te permiten enfrentarte a
la sexualidad con libertad y con confianza.
Otra
situación, las fantasías femeninas nos dicen mucho más de ellas que lo podemos
ver a simple vista. ¿Sabías que una de las fantasías más frecuentes es la de
tener sexo con un extraño? Ahora bien, ¿qué pasaría si ese extraño eres tú?
Pero un momento, ahora me acuerdo que tú crees que las mujeres son criaturas
celestiales sin deseos. Lástima, ese extraño no serás tú… pero seguramente seré
yo…
Repasemos
un poco las fantasías femeninas más populares y adentrémonos dentro de un
concepto que quiero mostrarles para que de una vez por todas dejen los miedos,
la timidez y los prejuicios. El concepto es equivalencia compleja, y nos
indica que una cosa quiere decir otra cosa. Me explicaré: cuando una mujer dice
que quiere un hombre musculoso, no implica que eso signifique sólo eso, implica
que dentro de su mente la palabra “músculos” equivale complejamente a
“protección”, en últimas lo que ella desea es protección. Si eres capaz de
dársela, no necesitas ser uno de los protagonistas de la película 300 para que
ella te vea como su protector. Si encontramos la equivalencia compleja podemos
acercarnos a lo que ellas verdaderamente desean y a lo que tú les vas a
ofrecer.
1.
Dominación: Es la
fantasía en la cual ella desea ser violentada al tener sexo. Su equivalencia
compleja es: toma la iniciativa y no seas demasiado poeta a la hora del sexo.
Eso incluye usar lenguaje fuerte, no “pedir el favor” de cosas, mover, quitar y
poner sin decir nada, sólo haciendo. He escuchado a muchas mujeres decir “no
soporto que sea tan tierno cuando estamos haciendo el amor, quisiera gritarle
que se porte como un hombre”. ¿Interesante no? La ternura guárdala para el día
de los enamorados.
1b. Dominar:
Ellas quieren tomar la iniciativa y tener la fantasía de poder en la intimidad.
Equivalencia compleja, pues el hecho en que las mujeres quieren también hacer,
quieren devorarnos, sin que por ello pensemos que son fáciles o recorridas.
2. Sexo
con un extraño: La equivalencia es que no necesitas conocerla desde hace 5
años para tener sexo con ella. Puedes haberla visto ese mismo día y tener
intimidad. A las mujeres les excita tener la posibilidad de estar con alguien
que no las conoce, que por ende no las puede juzgar y que no les va a exigir
nada después.
3. Sexo
en público: Es decir, puedes hablarle sexualmente al oído mientras están en
un restaurante, una reunión, un asado o lo que sea. Incluso puedes subir la
temperatura en el automóvil, en la casa de los amigos, llevarla a un baño, etc.
Mi frase es: “si temes el rechazo, serás rechazado.” El miedo se huele a
kilómetros.
4. Sexo
con otra mujer: Aunque pueda parecer demasiado increíble, pues es una de
las fantasías más populares, algunas por simple curiosidad desean experimentar el
placer que puede darles otra mujer, así como el placer que ellas pueden dar.
Esa fantasía puede o no involucrar a un hombre, y cuando está muchas veces
tiene que ser observador, saciando así también la fantasía exhibicionista
femenina. Yo digo algo, con las palabras adecuadas, el momento adecuado, el
grado de inhibición suficiente, la atmósfera precisa, todo puede pasar.
Absolutamente todo, incluso para sorpresa de ellas, para que al otro día
sientan que no eran ellas y les pase un escalofrío de vergüenza al pensar en lo
que pasó. Para ese entonces tu ya no estarás allí.
5. Juego
de rol: Implica que quisieran jugar a ser otras mujeres que no son, una
prostituta, una stripper, una policía, cosas por el estilo. La equivalencia
compleja de esto es la creatividad, y la capacidad que puedes tener para que
ella se sienta libre, entre más libre sea más y mejores orgasmos va a tener, a
más cosas se va a arriesgar, más va a aceptar su cuerpo, etc, etc. La timidez
es el principal enemigo de la intimidad. En esta categoría se encuentran la
fantasía de la maestra que toma a un hombre inexperto y lo “corrompe”, le
enseña y lo convierte en su amante ideal. Fantasía más que precisa para
aquellos hombres vírgenes o con falta de experiencia, que creen que serán
rechazados por eso. Mi creencia en estos casos es: conviértete en su fantasía.
Muchas veces he escuchado a las mujeres decir “lástima que sea tan tímido,
porque yo le enseñaría lo que es vida con mucho gusto”. Pues bien, analiza esto
y deja de acomplejarte, empieza de una vez y satisface la fantasía que muchas
tienen de ser maestras. Déjate enseñar. Peor que inexperto, es tímido e
inexperto, y peor que ello es tímido, inexperto y sin un poco de valentía para
querer cambiar su situación. ¿Por qué crees que hay tantas mujeres que se
involucran con hombres mucho más jóvenes que ellas?
Mi
reflexión final es esta: si tú eres capaz de quitarte los límites, si eres
capaz de abrir la mente, dejar los prejuicios, no esconder el tema sexual,
hablar claramente de lo que deseas en frente de un grupo de mujeres, enfrente
de la mujer que te gusta, entonces podrás tener lo que quieres. Accede a un
estado de deseo que cree que es posible encontrar satisfacción y plenitud,
búscalo con la seguridad de que en las sábanas somos mucho más humanos y menos
perfectos de lo que pretendemos. Esa seguridad te hará saber que los complejos
y tabúes están para romperse, y que puedes incluso liberar el deseo femenino de
esas cárceles mentales, de prejuicios, normas y reglas en los cuáles han caído.
Carga a tu mundo de sexualidad y muéstralo sin esconderlo, verás como las
mujeres encontrarán en ti a ese liberador que puede hacerlas sentir placer, ese
placer que solo está en sus fantasías.
Escrito A.Bonilla
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